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miércoles, 13 de enero de 2016

Réquiem

Circunstancias desesperadas requieren medidas desesperadas, o al menos, eso afirma el dicho popular. Es por ello por lo que, en el día de hoy, me dispongo a escribir el artículo que probablemente sea más duro de oír para el lector que sienta al Betis. Tanto por los antecedentes que voy a exponer, como por las propiedades supuestamente inherentes al bético, como por las medidas a tomar. Y si consigo que un determinado sector abra los ojos y modifique su filosofía, en vez de pensar en partirme las piernas, pues mejor.

Filosofía. Cuan profundo concepto, ¿no creen? Lo que tuvimos que sufrir ayer en el Pizjuán es filosofía. El fallecimiento del mínimo índice de orgullo por parte del bético (de ahí este réquiem), el arrastre de su escudo por el fango, el desmantelamiento de la ilusión de un derbi, todas estas cosas son cuestión de filosofía. Filosofía de vida, de club, de equipo y de afición. Por eso, al ser un elemento tan vasto y complejo en su explicación, no quiero centrarme en el 4-0 de ayer. Sería absurdo. Lo de ayer es simplemente el fruto de una filosofía concreta.

Filosofía son las múltiples goleadas en La Ramona a lo largo de los últimos años, no sólo ayer, y que en Heliópolis, tras las mismas, se respire paz y armonía. Es el observar cómo las vecinas, año sí y año también, o ganan títulos o entran en Europa mientras nosotros presumimos de afición (presunción legítima, porque es cierta, pero en absoluto efectiva), y tragamos. Es ver cómo ayer nos humillan y echar la culpa a Merino, que llevaba un día tan solo entrenando al equipo. Es dejar el himno puesto a todo volumen como venganza por habernos dado otro baño futbolístico más, jugando ellos al tran tran. 

Es culpar al mejor director deportivo que hemos tenido en muchísimos años de cosas positivas (los fichajes de Westermann, Pezzela, Petros, etc.) y echarle en cara cosas que no dependen de él (que los jugadores corran más o menos, que los bultos no acepten las ofertas para largarse...). Es no culparle por las cosas que se han hecho mal (la cantera, por ejemplo, o no tener ya un sustituto para Mel). Es querer que al Betis lo golearan ayer con tal de sacar su comentario de "mirad lo que pasa por echar a Mel". Es alabar como un Dios al escritorzuelo (uno de los peores entrenadores, estadísticamente, de la historia del Betis), pidiéndole su regreso, cuando ayer todo el Pizjuán le cantaba, mofándose de él. Es, en su día, cantarle a Gordillo, o aclamar a Lopera con aquello del "Hola, hola, hola don Manué".

Y, sobre todo, es el sentimentalisto barato, burdo, patético y falto de contenido. La aplicación del manquepierda a absolutamente todo, incluso después de comprobar que el conformismo malentendido solo nos ha traído desgracias. Es el decir "si quieres un equipo que gane, pásate al Madrid". Es llamarte "sevillista" cada vez que criticas algo del Betis para intentar mejorarlo. Es la multiplicación de vomitonas demagogas de gente que no tiene ni puñetera idea de fútbol, que el único argumento que tienen es "que los jugadores no corren y no le echan huevos", sin pararse a analizar nada más.

Lo de ayer es el punto culminante de todo esto. De muchos años de aplicación intensiva de esa filosofía, de lavado de cabeza a niños y mayores por parte de los que se suponía que tenían que trabajar para el Betis. Ayer, mientras se abría la Guerra Civil entre "la culpa es de la directiva" o "la culpa es de Mel", todo el Pizjuán se cachondeaba de nosotros. Se mofaba. Nos ridiculizaba, con toda la saña y el daño que pudiesen hacer. Porque es asquerosamente fácil cachondearse de nosotros. 

¿Sabéis qué hacen los pobres palanganas, amargados ellos? Criticar a Emery, ponerlo a parir, incluso habiéndole dado dos UEFAs. Exigir cuando hay que exigir, y centrarse en lo importante, no en el puñetero número de socios. Es inculcar la mala sangre, el salir a morder en un derbi, hasta a Chocoplancha, que hace un año ni sabía lo que eran el Sevilla o el Betis. Nosotros, mientras, tenemos a Joaquín y Ceballos (canteranos), que se supone que deberían cabrearse, morder o pegar una puñetera patada, andando. Totalmente pasivos. Sin ambición ni muestra alguna de orgullo. 

Eso, a día de hoy, es el Betis. Una amalgama deforme de gente sin mucha idea de qué va la cosa, sin ambición, sin ganas, sin actitud. Conformista, incluso cateta en muchísimas ocasiones. Y así seguirá siéndolo mientras no cambiemos algo. Y, después de leer esto, podréis cabrearos conmigo lo que queráis. Pero a mí me gustaría cambiar la situación de mierda que tenemos, y no precisamente diciendo que los jugadores tienen que correr más. A partir de ahí, el bético con ánimo de crecer, se levantará y dirá "hasta aquí hemos llegado". El bético (porque yo no niego la condición de bético a nadie) que quiera seguir igual, me insultará, me dirá sevillista o algo parecido. El orgullo y la ilusión están tristemente muertos, apaleados. Este es su réquiem. Y yo no sé vosotros, pero a mí me encantaría resucitarlo.

¡¡Un saludo!!

@josearquer95
@lajuezaesbetica


lunes, 23 de noviembre de 2015

Knocked Out

Cría cuervos y te sacarán los ojos. Cruda sentencia, sí, pero enormemente acertada al fin y al cabo. Y muy fácilmente aplicable la situación actual de este nuestro Betis, sobre todo tras los acontecimientos de ayer noche. El bético que, exhausto y frío, llegaba ayer a su casa, aún está regurgitando lo sucedido, y, por mucho que la caverna mediática de mi amigo Mister Proper (que como deducirán, vuelve a ser mi muso para estas humildes líneas) se empecine en difuminar las malas vibraciones, podemos llegar a la conclusión de que efectivamente existen. Y en aumento.

La rueda de prensa que ofrece Mel tras el intento de partido y posterior baño con espuma que nos regaló el mejor equipo a nivel de físico y presión de Europa, como es el Atlético de Madrid, supera con creces los niveles de récord Guinness de victimismo, egolatría exacerbada y lanzamiento de balones fuera a los cuales estamos acostumbrados. Pero destaca un elemento que quizá pase desapercibido para muchos que no se han parado a estudiarlo. El escritorzuelo está nervioso. Muy, muy nervioso.

La síntesis principal que podemos extraer de todo esto es crucial en lo que viene en las próximas semanas: a la afición del Betis se le ha ido de las manos su monstruito de Quimicefa y Magia Borrás. Y a Mel se le ha volatilizado esa capacidad de empalague psicológico, ese encanto que tenía hacia el bético de a pie . De ahí esa reacción ayer hablando de "ambiente crispado", ese nerviosismo, ese disparar aleatorio. Ya no cuelan los experimentos, ya no brillan los trucos de cartas baratos. Y mi querido y cranealmente dotado amigo Mel percibe estos elementos. Y esto es algo nuevo. Porque ya no controla su entorno, esos pilares que sustentaban su extraordinariamente cómoda posición en el Betis.

Y para colmo para mi pobre y querido Pepito, desde arriba no le llueven precisamente rosas y claveles. Porque otra cosa no lo sé, pero Ollero y Maciá no tienen ni un pelo de tontos. Y se huelen el percal, y viendo que lo de ayer había sobrepasado los límites aceptables de quejiquismo pueril y ganas de protagonismo, han tomado cartas y le han dado un palito más que conveniente. Aunque salvo catástrofe, y con el fin de preservar el precario equilibrio institución - afición del club, no lo echarán. Este año. En junio, habrá que hablarlo.

A partir de aquí, opiniones para todos los gustos. Mel cuenta con el apoyo de gran parte de la prensa sevillana e incluso nacional, quienes, con tal de defender lo indefendible y pelotearle cuanto puedan, son capaces de rebajarse hasta límites casi escatológicos, dedicándose a echarle la culpa a absolutamente todo lo que no es Mister Proper. Porque las estadísticas hace tiempo que no le sonríen, y porque el crédito se le acaba, y su castillo de naipes se derrumba.

Teniendo en cuenta que su as en la manga son las victorias fuera de casa, como se pierda contra el Levante el viernes puede ser un torpedo a su línea de flotación casi decisivo. Por lo menos, para su imagen de cara a la galería, esa que, por encima de todo, siempre ha procurado salvaguardar. Pero la situación real es que Mel se encuentra en K.O técnico, para cada vez más béticos, para la directiva e incluso para algunos jugadores. Y personalmente entiendo que mientras antes se corte esa relación, mejor. Si no, podría resultar hasta peligroso. Para todos.

¡¡Un saludo!!

@josearquer95
@lajuezaesbetica

lunes, 2 de noviembre de 2015

Llueve

Ciertamente, si llevamos a cabo una mijita de ejercicio retrospectivo, podríamos afirmar que el artículo de hoy es la continuación de otro que escribí hace algunas semanas, "Ding, dong", donde, con el goce pueril de un niño el día de Reyes, comentaba que empezaba a manifestarse con cada vez más intensidad la corriente anti Mel. Sin embargo, para algunos a los que esta cuestión ha afectado directamente a nuestro ámbito personal, el contexto (sobre todo tuitero) tras el bodrio de ayer nos invita a una importante reflexión. Pero, sobre todo, esperanzadora.

Dijo un amigo mío ayer que la pitada en el tercer cambio se escuchó hasta en Ronda, síntesis que aprecié enormemente certera. Poco después, en el autobús de vuelta, también había un cierto runrún en el aire. Un aroma a cabreo, pero no con los de siempre. Muchos perfiles y webs percibieron esta señal, y procedieron de forma inmediata a encuestar al populacho sobre la culpabilidad de Pepe Mel, aka Mister Proper, en este asunto, e incluso por la posibilidad de que se le otorgara la patada en el dos de oros.

Ojo al calibre de la tontá. ¿Debería preocuparme o simplemente proporcionarle notoriedad a este factor? SÍ. POR SUPUESTÍSIMO QUE SÍ. ¿Cuándo, en todos estos años, nuestra escandalosamente pasiva y adormilada afición ha puesto en duda la continuidad de mi querido y alopécico amigo? JAMÁS. Era casi un pecado mencionarlo siquiera. Un tabú. Y los que clamábamos al cielo éramos los parias del sistema, basado en la demagogia y el lloronismo infundado de este señor. Y ayer, esas mismas encuestas daban un porcentaje muy igualado de favorables y detractores de la destitución del Mel. E incluso la mayoría admitía que la culpa de la situación actual es del escritor, aunque no todos quieran echarlo.

Se ha quebrantado el dogma. Nunca vi yo tan debilitada el aura de supremacía e inviolabilidad que rodeaba la considerablemente gran cabeza del colega. Fíjense, que incluso hubo un hashtag de #MelVeteYa. Y, sin embargo, ayer tras el tercer gol del Athletic, algunos incluso aplaudían. Lo más lógico y probable es que ese movimiento contra Mel se haya convertido en algo silencioso, ante las continuas burlas, vejaciones y casi exclusiones del beticismo que ha sufrido este colectivo estos tres años.

A lo largo de todos estos años, Pepe Mel ha conseguido rodearse extraordinariamente bien, para lograr un nivel de protección brutal por parte del mundo mediático, y la posición de deidad ante el pueblo. Ayer se volvió a ver a muchos de estos pseudoinformadores peloteándole sobremanera, y esta semana, incluso gente del mundo del espectáculo. Me atrevería a decir incluso que empiezan a ser intentos a la desesperada. Porque todos aquellos que vislumbran el panorama desde fuera ayer denunciaron esa complicidad de la prensa, y el mutismo de la afición, o de parte de ella. Lo único, esos pitos.

Personalmente me parece más importante comentar esto antes que el partido de ayer. Porque no sé yo si ofreció algo digno de mención que no supiésemos ya de antemano. Cero planteamiento, táctica o físico. Fijaos lo más gracioso de todo, que a mí la alineación de ayer no me disgustó. Pero claro, eso era antes de que rodara la bola. Y muchos nos comiésemos con papas dos horas de chaparrón y humillación. Pero bendita sea esa lluvia si se dedica a limpiar lo sobrante del Betis. Y no, no hablo en términos meteorológicos.

¡¡Un saludo!!

@josearquer95
@lajuezaesbetica

martes, 22 de septiembre de 2015

Veintitrés

Afirmar que la historia en general de nuestro querido club, y las dos últimas dos décadas en particular, han sido un cúmulo de tensiones, circunstancias adversas, elementos inestables y malas vibraciones en general en lo que a la institución en sí misma se refiere, creo que para nadie será una locura. Es más, muchos incluso dirán que con esa caracterización de los hechos puedo hasta quedarme corto. Porque es echar la vista hacia atrás, y el patatús y el jamacuco como que arriban sin ningún tipo de esfuerzo adicional...

Hemos visto como el Betis casi se muere. Hemos tenido la desgracia de contemplar como descendía a los infiernos de la Categoría de Plata en más de una y más de dos ocasiones, alguna de ellas trazando una línea que superó a todo ridículo anterior jamás contemplado en la hemeroteca verdiblanca. Y sobre todo, y más importante, hemos sufrido la dictadura de lo peor que ha pasado por el ya de por sí mancillado y purulento palco del Villamarín: Manuel Ruiz de Lopera, asimismo conocido como el ditero, la bailaora del Fontanal, etc.

"YolentreguhtedunBetilibre". Qué ironía. Mi vida y experiencia son aún bastante escasas, pero en lo que he podido observar en el ámbito del Betis, este es el período en el que más libertad nos ha sido otorgada a los béticos, y quizá, en el que mejor se han hecho las labores de cada uno. Y mañana se puede ir todo al traste. Mañana, bajo mi humilde punto de vista, es el día más importante en el Betis de la última década. Y mentiría si les dijera que exagero.

Veintitrés. Veintitrés horas faltan, desde que redacto estas líneas, para que dé comienzo el acontecimiento, esperado por unos y temido por otros muchos, que más revuelo e impacto va a causar: la Junta del 23-S. Veintitrés para el veintitrés. El Día D, el Armaggedon o como ustedes prefieran. La cuestión es que este camino que iniciamos con Juan Carlos Ollero hace algo menos de un año puede verse cortado de forma definitiva. Porque un triunfo mañana de Manolito Castaño, mascota de toda la vida del ditero de Jabugo, supondría el retorno a la etapa más tenebrosa y sombría de nuestra historia.

Y los métodos de estos señores no se piensen que han cambiado. En absoluto. La demagogia simplona sigue siendo el arma más utilizada, y llevando a cabo algunas propuestas que rallan la patochada. Por si esto no fuera suficiente, se habla de recuperar a la vieja guardia loperiana. Sí, hombre. Al Mick Jagger de Triana, a González Flores, y demás angelitos. Y bueno, la actitud es la misma. El miedo a los otros, la amenaza, la mentira. Las técnicas rastreras y pútridas que les caracterizan. Y lo peor de todo esto es que tienen bastantes posibilidades de recobrar sus queridas butacas.

Este no es un artículo con demasiado contenido, como podrán comprobar. Es sólo el preludio, el prólogo de la que nos puede caer a partir de mañana. Por ello, sólo pido responsabilidad en la Junta, y que se piense a quién se dan los apoyos accionariales y cómo van a ser utilizados estos. Y que no nos vendamos por tres monedas de plata y tres camisetas firmadas. Porque nos jugamos algo muy serio: el futuro del Real Betis Balompié. Y tengan por seguro, mis queridos amigos, que como esta gente recuperen el control del Betis, yo no pienso quedarme sentado. El beticismo ya ha demostrado su potencial en ocasiones como esta, por lo que no dudará en movilizarse de nuevo. Y no duden de que conseguiremos echarles.

¡¡Un saludo!!

@josearquer95
@lajuezaesbetica

lunes, 31 de agosto de 2015

Ding, dong

¡Ding, dong!, suena un timbre. La decepción y la esencia de lo casi ridículo tocan a la puerta de Pepito Mel. La turba enfurecida, que antaño le profería toda clase de alabanzas de forma en muchas ocasiones injustificadas y exacerbadas, comienza a levantarse y a reaccionar. Ya no somos tres gatos. Las plegarias de esos pocos tildados de antibéticos que deseábamos ese despertar de la inundada de sopor afición bética parece que han sido oídas en las alturas.

Es bastante lamentable que esa reacción venga tras un descenso, haber manipulado a muchísimos béticos, medios de comunicación y futbolistas a su total antojo y haber llorado ríos y ríos de demagogia en sus famosas ruedas de prensa, por encima de las posibilidades del sistema de drenaje del Benito Villamarín. Pero bueno, dice el refrán que nunca es tarde si la dicha es buena, y si esto sirve para asentar las bases de una nueva forma de observar el panorama por parte del beticismo, bienvenido sea pues.

¿Por qué les cuento todo esto, queridos? A lo largo del verano, a pesar de haberme mantenido ligeramente al margen de la órbita mediática que rodea a nuestro club, ya flotaba en el ambiente un aroma de cambio. Y no sólo de aumento de la exigencia; sí, esa que Mister Proper reclamaba en la celebración del ascenso. Qué irónico, ¿eh? Porque parece que el mensaje ha calado, y a lo largo de la pretemporada, y sobre todo de estas dos jornadas, se observa un acelerado cambio de actitud respecto de Mel. La gente lo tiene muy visto ya. Saben de qué va la cosa.

Tanto en foros, como en amistades personales, como en el mundillo tuitero, se acrecienta esa tendencia. Las excusas y argumentos utilizados una vez más sin contenido alguno no surtieron efecto. A la gente le ha dolido la poca intensidad en el encuentro en el Bernabéu; la escasez de ganas, de garra, de coraje... Parece que el seguir echándole las culpas a la dirección deportiva no le funciona, al haber confeccionado una plantilla más que decente (si bien es verdad que faltan efectivos). Y lo de que todo lo que habían entrenado se perdió tras el primer gol fue la gota que colmó el vaso.

Son todo recursos un tanto rastreros, si me lo permiten. Al igual que escuchamos la semana pasada como el escritor depositaba una carga más de responsabilidad y culpa en los ya maltrechos hombros del pobre Ceballos, en Madrid exhibió todo su repertorio. Pero claro, si comparamos esos argumentos con hechos como que el equipo no prepara el físico, que los planteamientos son un desastre, que el trabajo táctico brilla por su ausencia... su castillo de naipes se cae por su propio peso. Se esfuma esa nube de perfume vistoso que durante tanto ha embriagado a la afición bética.

El problema de esto es que vuelven los vientos de Guerra Civil, como ya ocurrió en los años de la Bailaora. Si este debate ya había plantado raíces, el que los detractores de Mel hayan ganado muchos partidarios iguala enormemente la contienda. Si la trayectoria del ególatra es la esperada, Maciá y demás le acabarán rogando que cierre la puerta por fuera, y la obcecación que aún persiste en muchos ámbitos por su defensa (patético el trato dado por la prensa a esta cuestión) se acabará extinguiendo. Los palanganas están encantados con que siga al frente del barco. Sólo rezo para que la reacción del beticismo siga a este ritmo. Y como con la Real no se haga un partidazo, la gente volverá a tocar a su puerta. Ding, dong.

¡Un saludo!

@josearquer95
@lajuezaesbetica

lunes, 24 de agosto de 2015

Supporters, alé

Aviso a navegantes: si usted, mi queridérrimo lector, presenta algún tipo de simpatía o afecto hacia los ultras del Betis, le advierto que va a ser un artículo bastante duro. Y antes de nada, déjenme decirles también que me dirijo a la colectividad de Supporters, ya que probablemente habrá algunos miembros que no expresen los comportamientos casi simiescos que hoy voy a denunciar aquí, tras lo acontecido en las vísperas del encuentro transcurrido ayer e incluso durante el mismo.

Bien, comencemos. Estaba yo ayer en la previa del partido, enfrente de donde se suelen poner estas personas. Mi sorpresa fue mayúscula cuando oigo que, después de todos los problemas, polémicas y descalificativos que han recaído sobre la totalidad del beticismo por causa de la misma, empiezan a cantar la dichosa canción de "Rubén alé". Parece ser que estos señores no se enteran de qué va la película, y de que nos podrían haber cerrado el campo. O puede que sí lo sepan, en cuyo caso será una muestra más de que su lucidez mental está a la altura de tan zafia y burda melodía.

Desgraciadamente, no acaba ahí la cosa. Ya en el campo, cuando salió Dani Ceballos a calentar en la banda del Villamarín, e incluso cuando entró en la segunda parte, comenzó a oírse otro cántico: "Queremos jugadores que sientan los colores". Como si no fuera suficiente la presión que ha tenido que aguantar un chaval que es incluso más joven que un servidor, durante todo un período estival, bajo una cascada de insultos, vejaciones e incluso amenazas en redes sociales a cuenta de su renovación.

Este debate lo hemos tenido ya, y ha quedado de sobra demostrado que el beticismo como cualidad no potencia o mejora las aptitudes deportivas de un futbolista. Siempre está bien que el jugador en cuestión sienta los colores, pero, mis queridos e iletrados Supporters: Van der Vaart, Pezzella, Vargas y demás son béticos desde shiquetitos, ¿no? ¿O a ellos no los lincháis por no babear sobre el escudo? ¿Las personas valen menos si no expulsan constantes vomitonas de beticismo demagogo como tiene por costumbre nuestro estimado entrenador?

El factor reinante del borreguismo exacerbado que ha inundado desde que tengo memoria a este colectivo en su mayor parte, unido a la sonrisa estúpida pero cómplice de la afición, el apoyo incondicional de lo peor que le ha pasado al Betis en su historia, el dictador de Jabugo, y a la concesión casi ilimitada de caprichos por parte del escritor, les han dado fuerza, y se creen jueces de todo aquello que sucede relacionado con nuestro equipo. Una superioridad moral autoarrogada y reforzada con el tiempo que ahora es muy difícil de cambiar.

La gente me dirá: "es que ellos cantan siempre, y siguen al equipo...". Pues sí. Y yo también canto, no te digo. No es en absoluto un justificante para que estos señores hagan lo que les da la gana siempre. Porque aportan mucho, sí, pero con las idioteces que se les ocurren de vez en cuando, perjudican más de lo que ayudan. Y respecto a lo de ayer, si me lo permiten, voy a tomar un cántico de los ultras de las vecinas, que se puso de moda hace tiempo en el Centro Comercial: "Supporters alé, Supporters alé, qué pasaría si le pegaran a Don Manuel".


¡¡Un saludo!!

@josearquer95
@lajuezaesbetica


domingo, 16 de agosto de 2015

Cavilaciones

Una vez hemos dado por acabados mis períodos de trabajo estudiantil y vacaciones estivales, que ya casi por vicio cada año prolongo más, y teniendo en cuenta que aún estamos a mitad de agosto, y que aún es pronto para llevar a cabo cualquier tipo de conclusión o afirmación categórica, voy a comenzar esta mi nueva temporada en el mundillo verdiblanco, y a proporcionarles un escrito bastante esquemático y menos barroco de lo que acostumbro a escribir.

Bien. Voy a comenzar, si me lo permiten, con la pregunta (algo absurda a mi parecer) de todos los años: ¿cómo quedará el Betis? ¿Peleará por la salvación, como suele decirse cada vez que se asciende?¿Conseguirá acaso luchar por algo más y alegrar a una afición ya de por sí sobradamente incentivada observando la campaña de abonos? ¿O se pegará el tortazo y retornará el fantasma del ascensor que ya mentó en su día mi amigo el comegambas de Rafaé? Estudiemos las variables.

En primer lugar, y tras un cúmulo de decepcionantes inútiles, pelotas, sinvergüenzas y demás angelitos que han ido pululando por la zona noble del Benito Villamarín a lo largo de la última década, y existiendo una curiosamente extensa variedad en la fauna presidencial, habiendo desde presuntos ladrones como la Bailaora del Fontanal hasta ineptos redomados como mi colega Maíto, parece ser que por fin el Betis ha encontrado un presidente a su altura. Mi admiración por Juan Carlos Ollero, llegados a este punto, escapa a toda clase de secretismos, pero en muchos momentos parece incluso crecer, sobre todo por esa claridad y firmeza con que se expresa, llegando al clímax en la rueda de prensa que en su día dio por el caso Rubén Castro.

La segunda variable, curiosamente, sigue una trayectoria casi exacta a la primera: mientras hemos tenido que ver como los del Centro Comercial lo han ganado todo gracias al que probablemente es el mejor director deportivo del mundo, nosotros hemos visto cómo han ido pasando unos y otros con más pena que gloria por esta parcela, crucial en cualquier entidad. Eduardo Maciá parece haber devuelto la estabilidad a la dirección deportiva, haciendo gala de una extraordinaria inteligencia, y fichando con cabeza y criterio. Bien es cierto que cuestiones como Dani Pacheco, Lolo Reyes o el no descarte de Cejudo pueden mancillar su labor, pero el balance en general es positivo.

Y la tercera es la que para mí más nos puede afectar. Ya se imaginarán ustedes de quién hablo. A pesar de haberse visto alguna segunda parte interesante, donde el equipo ha conseguido brillar ligeramente, la verdad es que el recuento estival de Pepe Mel, habiendo caído con equipos muy inferiores, no es en exceso esperanzador. Ya no puede quejarse de equipo, y sigue disponiendo de un impresionante repertorio de excusas para relacionar todo aquello que acontece a su alrededor con su incapacidad en las ocasiones en las que demuestra que no es un entrenador al nivel que requiere el Betis. Y, además de no tocar apenas los aspectos tácticos, sigue viéndose un equipo cansado que demuestra que no trabaja el físico.

¿Que la pretemporada da igual mientras se gane en Liga? Sí, es cierto. Pero lo que sí es relevante es que las sensaciones acaban influyendo. Por una vez, la incompetencia no reina en la mayor parte de los campos de trabajo del Betis, y un fracaso ahora podría ser extraordinariamente dañino. En una semana comienza la Liga, ahí se empezará a observar la realidad. Mientras tanto, esto son simples cavilaciones.

¡¡Un saludo!!

@josearquer95
@lajuezaesbetica