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martes, 27 de enero de 2015

Telón

Tic, tac, tic, tac... Y se acabó la espera. No sé si alguno de ustedes esperaba la salida de este artículo con tantas ganas como lo esperaba yo mismo. Ante todo, mil disculpas por no haber aparecido por aquí antes, pero mi tiempo no es ilimitado y, desgraciadamente, he tenido que apartarme un poco de este mundillo de locos. Pero el día ha llegado.

Cuatro partidos. Trescientos sesenta minutos, más sus respectivos tiempos de descuento e incidencias de toda clase. Es el plazo que le concedí al señor que actualmente ocupa el banquillo del Real Betis Balompié, por todos conocido como Pepe Mel. Tengo la sana virtud o el despreciable vicio (dependiendo de la perspectiva de cada cual) de no ser como el ochenta por ciento de la afición bética. Como ya he comentado en numerosas ocasiones, yo soy partidario de darle cuatro partidos a cada entrenador que tiene la insensatez de comandar nuestro rumbo. Yo no pito ni chillo si en el primer partido no me gusta lo que veo.

¿Por qué lo hago? Cuestión de principios, supongo. Cuestión de dar un trato igualitario a todos los entrenadores, sin importar el nivel de aprecio personal o profesional que pueda desarrollar hacia ellos. Yo no soy un hipócrita, como todos esos que pitábais a Julio Velázquez, a Calderón o a Garrido a los primeros minutos, y gritábais "Pepe Mel", y cuando este ha llegado, argumentáis que hay que tener paciencia. Insisto que, aunque pueda parecer extraño, este criterio es una desfachatez para muchos aduladores y groupies del madrileño. Pero eso es harina de otro costal, como suele decirse.

Entremos en el meollo del asunto; mi valoración personal del escritor (sí, para mí va a seguir siendo el escritor. No es menester perder ahora la costumbre). Si miramos los números, los cuales, para bien o para mal, nunca mienten, la conclusión sería bastante explícita: tres partidos ganados y uno empatado. Siete goles a favor, dos en contra. Si nos quedamos en esos datos, no podríamos hacer otra cosa que alabar el trabajo de Mel. Aun así, vamos a profundizar un poquito más, si me lo permiten.

Yo no soy resultadista. Yo quiero que los partidos no sólo se ganen, sino que además, la victoria sea merecida. Y si hay que tener en cuenta las sensaciones que nos dejan estos cuatro partidos, la progresión es más que notable. El Betis comenzó con un desastroso partido en Alcorcón, se mejoró algo contra el Tenerife, se produjo una remontada épica en el Molinón y se venció con solvencia al Sabadell. El ambiente es distinto. Se ha pasado a un juego más aseado (que diría mi querido y parado Velázquez), más alegre y combinativo, y más veloz. Pepe ha recuperado para la causa a Molina, consiguiendo levantarnos de la silla a los antimolinistas (entre los que anteriormente me incluía), y en Gijón consiguió lo nunca visto en el Betis bajo su mandato: remontar un puñetero partido.

¿Peros, inconvenientes? Los tiene, por supuesto. Que reconozca el trabajo bien hecho no me convierte asimismo en un lameculos como otro cualquiera. Y el escritor sigue haciendo experimentos de los suyos en las alineaciones; me escandaliza considerablemente que Cejudo, que tiene menos sangre que una piedra, siga apareciendo como titular. O, por poner otro ejemplo, en Alcorcón, con un jugador más y con el 0-0 vigente en el luminoso, no movió un dedo para ir a por el partido. Eso me cabreó notablemente si les soy sincero. O el no haber ido a golear al Sabadell, teniendo uno más y siendo manifiesta la superioridad sobre el verde. O el hecho de que haya habido sólo un fichaje, y que haya sido para una posición de sobra cubierta. ¿Dónde está el central?¿Dónde está el creador de juego?¿Con Mel no se iban a hacer bien las planificaciones y los fichajes?¿No tenía él tanto poder en esa parcela?¿O es que esto ya no interesa recordarlo?

Saldrán ahora de su cueva onanista los típicos que dirán "Incluso ganando, tienes que criticar a Mel", o "Ni así estáis contentos", y posteriormente vomitarán su más que conocida consabida bilis y su catarata de insultos y acusaciones, como se hacía antaño con los "deztruhtore" de la era Loperiana. Como ya se imaginarán, y me van a perdonar esta expresión tan basta y zafia, me la trae al pairo. Yo alabo lo que a mi modo de ver está bien hecho, y critico lo que veo mejorable o negativo. No dependo de sentimentalismos y maniqueísmos baratos, como, vuelvo a repetir, gran parte de la afición bética, la cual critica o canta sin pararse a pensar ni un segundo qué sentido tiene lo que sale por su boca. Y otra cosa: yo criticaré todo lo que se pueda criticar, y no pasaré ni una. Como deberían hacer desde el primer hasta el último simpatizante del Real Betis Balompié. Porque criticando, exigiendo, se avanza, se progresa y se llega al éxito. O, los que no opináis así, podéis seguir haciendo de orquesta de Titanic, y seguir cantando mientras nos hundimos, en vez de exigir al ingeniero que repare el barco.

Dedico este post a todos los que nos crucificábais a los escasos no melistas que quedábamos. Se nos ridiculizaba y se nos acusaba de no ver la realidad, y de criticar por criticar. Y que si ganaba Mel no le reconoceríamos ni a palos el trabajo. Espero que tras leer estas humildes líneas, digieran dos veces el bolo argumental antes de escupirlo. Ah, y a los melistas de bien, educados y correctos, no os reprocho nada, así que os ruego no os déis por aludidos. Y más ahora que tenemos escritor para rato. Por tanto, ábrase el telón de la era Mel. Y que no se cumpla aquello de "segundas partes nunca fueron buenas".


¡¡Un saludo!!

@josearquer95
@lajuezaesbetica